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Esta música que llega a la médula,
que se bebe con un trago de vino, una mesa y dos sillas;
una donde estoy, la otra donde se sienta el Recuerdo...
El recuerdo de las tardes llenas de café,
la risa jovial de lo ido,
la mano callosa sobre mi cabeza
y la anécdota inolvidable.
La del atardecer llena de tonos naranjas,
lluvia fina, bruma y alma...
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sábado, 12 de marzo de 2011
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