Hija mía
quiero arrancarme la piel
y cubrirte y llevarte en mis brazos,
y correr por enfrente de la Casa Blanca,
saltar contigo en las torres del Kremlin,
pisar fuerte en Versalles,
contemplar el paisaje desde la Gran Muralla.
Que nuestro grito descarnado se oiga
en cada resquicio, en cada piedra, en cada alma,
porque mi niña de dolores
nuestro grito es el grito de todos
los que vivieron, viven y vivirán...
.
sábado, 8 de marzo de 2014
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